¿Quién no ha disfrutado alguna vez de una película? Todos nos hemos emocionado en algún momento viendo una historia que nos ha conmovido y transmitido diferentes emociones. Quizá por nuestros gustos personales, quizá por nuestra historia vital, o quizá por alguna experiencia que estuviéramos viviendo en ese momento, una película puede impactarnos de manera significativa y acompañarnos durante toda nuestra vida.

               Puede que lleguemos a olvidar el título, los personajes e incluso el argumento; pero, seguramente, al volverla a ver, se activarán recuerdos y emociones que parecían dormidos, pero que simplemente estaban ahí, latentes, esperando a que un nuevo visionado de la película les permitiera ser rescatados.

               Son muchos y muy importantes los beneficios que presenta el cine: nos expone a nuestros miedos, nos ofrece perspectivas diferentes de determinadas situaciones, nos relaja, nos motiva e inspira, nos hace reír y evadirnos de los problemas, nos hace llorar y desahogarnos… depende de la película y de nuestro estado de ánimo, el cine puede aportarnos unos u otros beneficios.

               Todo esto es lo que hemos compartido en nuestro último taller, hablando también de las vivencias que nos venían nuevamente a la memoria al recordar esas sesiones de cine. Algunas de las personas lo recordaban como algo muy, muy lejano; pero todas con mucho cariño y un aire de nostalgia.

               Así que, como no podía ser de otra manera, fuimos todos juntos a ver una película para beneficiarnos de esas ventajas de las que hemos hablado. Nos desplazamos hasta el cine de Coria y disfrutamos de una sesión muy entretenida. Ahora, cuando pensemos en los beneficios que tienen las películas en nuestra vida, tendremos un recuerdo más que evocar.